Hasta hace unos años, el profesor era quien seleccionaba y curaba la información que llegaba a sus estudiantes. El docente construía el conocimiento del alumnado y, ante cualquier duda, los estudiantes acudían a él para ampliar o aclarar esas lecciones. Ahora, resulta mucho más rápido acudir directamente a Internet. El gran inconveniente de todo esto es que el alumno se sitúa ante una inmensa cantidad de información que muchas veces es incapaz de asimilar, y es necesaria una constante selección con la que saber valorar y distinguir los contenidos de calidad. Es en este contexto en el que el profesor debe replantearse su papel.
Funciones del docente
- El profesor debe actuar como un guía o mediador que facilite el aprendizaje a sus alumnos, aportándoles los conocimientos básicos necesarios para que puedan entender las lecciones más amplias que encontrarán en Internet.
- El profesor debe promover ejercicios prácticos que permitan a los alumnos aplicar lo aprendido. Para ello, lo más apropiado es plantear problemas que obliguen a los alumnos a buscar, seleccionar y procesar la información adecuada, potenciando la variedad metodológica de aprendizaje.
- El profesor también debe aportar ayuda pedagógica a los estudiantes, ofreciéndoles los métodos y recursos necesarios para dar respuesta a sus intereses, motivaciones y capacidades.
- El docente tiene que favorecer un ambiente agradable de trabajo, en el que tenga lugar la espontaneidad de los alumnos y su interés por aprender. Para ello, es necesario favorecer las aportaciones y sugerencias de los estudiantes.
- En cuanto al sistema de evaluación, el docente debe hacer un seguimiento continuo y personalizado de cada alumno, evaluando el progreso individual.
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